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Inquieta Compania / Uncomfortable Company |
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Rating:  Summary: Como siempre.. Review: Carlos Fuentes pone su sello muy peculiar de juntar la ficcion con la realidad en estas maravillosas narraciones
no se porque, pero siento que para su personaje del vampiro se ha de haber inspirado en algun conocido politico
Rating:  Summary: Libro sólo para fanáticos de Fuentes Review: Generalmente el lugar común es denostado como herramienta narrativa, es el camino fácil a seguir por el autor cuando, agotada la imaginación, recurre a la imagen más obvia para describir un personaje, hecho o paisaje, encontrar en un texto frases como "negro cual ala de cuervo", "dientes como perlas" o "labios carmesí" es una señal de alarma que advierte al lector acerca de la bien de la pericia con el lenguaje del escritor o bien de la capacidad del mismo para conceder cierta inteligencia a sus lectores.
Sin embargo, hay una definición más amplia, Carlos Fuentes la empleó en Geografía de la novela, en ella se refiere al "lugar común" como un sitio de encuentro, zona donde se le da la oportunidad al espectador de reconocer el mensaje a través de tópicos ya antes tratados, con la novedad de la perspectiva personalísima del autor. La entrega editorial más reciente de Fuentes (Inquieta compañía, Editorial Alfaguara 2004) es un lugar común, seis relatos donde revisa e intenta mexicanizar mitos como fantasmas, ángeles, la bella durmiente e incluso Drácula.
En Inquieta compañía es posible encontrar el mejor y el peor Fuentes, escritor al que resulta difícil juzgarlo por sus logros ya que se da por sentado el lugar que ocupa en la literatura mexicana, bastarían tres libros para establecerlo en el canon nacional (Aura, La muerte de Artemio Cruz y La región más transparente), tanto por sus aciertos como por sus excesos.
Los aciertos son a los que ya nos tiene acostumbrados Fuentes, una prosa clara y directa que da en el blanco especialmente cuando se torna sensual y describe el acto amoroso, es el caso de El amante del teatro, relato donde con una sólida referencia a la obra fílmica de Jean Cocteau, se narra las consecuencias del paso por el paraíso durante el sueño y el despertar del protagonista con una prueba de haber realizado ese viaje, una flor que no se marchita.
En los relatos La gata de mi madre y La buena compañía se sirve de historias de fantasmas para sostener lo siguiente "...en México, a pesar de todas las apariencias de modernidad, nada muere por completo. Es como si el pasado sólo entrase en receso, guardado en un sótano de cachivaches inservibles. Y un buen día, zas, la palabra, el acto, la memoria más inesperada, se hacen presentes, cuadrándose ante nosotros, como un cómico fantasmal, el especto de Cantinflas tricolor que todos los mexicanos llevamos dentro...", y Fuentes abre la puerta al pasado sin superarse a sí mismo, con textos que supeditan la anécdota a la tesis, a intentar desentrañar el misterio de una fe nacional en la que se supone que se siguen adorando dioses prehispánicos ocultos tras el cuadro de la Virgen de Guadalupe; relatos de final abierto que supeditan la lectura a la aceptación de la generalización, un retrato de la mexicanidad para consumo en el extranjero, mercancía para la tienda de mexican curious.
Debe ser sumamente difícil superarse a uno mismo después de escribir Aura, Fuentes no lo consigue con los relatos incluidos en Inquieta compañía, a diferencia de sus obras mayores, en la brevedad de estos textos resalta el talón de Aquiles de este autor: el oído, un sentido que todo parece captarlo, los sonidos de la vida moderna impuestos a un pasado que no termina de irse, con el defecto de que en la traducción, en la escritura, el narrador siempre es Fuentes, siempre masculino y siempre dicta cátedra ante un auditorio dispuesto a creer que México es así como él lo cuenta, sin importar, por ejemplo, que la voz narrativa sea femenina, los intentos de transcribir un lenguaje coloquial se estrellan en modelos narrativos acartonados, el empleo de modismos fuera de moda permiten adivinar un autor lejos de la calle y de las voces que pretende retratar, los personajes hablan con la conciencia plena de ser siempre algo más, conscientes de representar otra cosa su habla se torna discurso. Contraste con la capacidad del autor cuando se demora en describir el acto amoroso o la apariencia física de sus personajes, como en La bella durmiente.
Inquieta compañía, como los libros más recientes de Carlos Fuentes (Instinto de Inez, La frontera de cristal) es un libro para seguidores, se requiere ser fan para no abandonar la lectura de textos como Calixta Brand, de un tiempo a la fecha, al menos en sus libros, el discurso que intenta representar lo mexicano se repite en estereotipos y generalizaciones que a pesar de la fluidez narrativa no dejan de sonar acartonados. No es el mejor Carlos Fuentes, sin embargo, los fans de este autor hemos de encontrar placer en la revisión que el autor hace de la leyenda de Drácula en la novela corta incluida en este volumen: Vlad.
La pericia como escritor de Fuentes se encuentra toda en esta nouvelle, consigue trasladar a Vlad Tepes a la Ciudad de México y actualizarlo rindiendo un homenaje a Bram Stoker, elaborando un Drácula que si bien contiene toda la crueldad que le valió el apodo de El Empalador, en una vuelta de tuerca sorprendente resulta víctima de la inocencia; si por algo vale la pena Inquieta compañía es por esta narración, como fan me doy por satisfecho.
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